son interminables las esquinas
semáforos
de pollos asados
cruces de calles
golpeados por aceite
de sopaipillas
de papas
y empanadas fritas
el humo de los buses
se toma de la mano
con la bofetada
del vapor de la fritanga
el claroscuro paradero
se reviste y baila
al ritmo desesperante
de mayonesa y completos
y del humo
atravesado crepúsculo
de anticuchos de pobre
se asoma la pobreza
con el apetito lleno
las narices ensanchadas
al fragor de la comida
que engancha el hambre
al grito de los pregoneros
y surge entonces
el espejismo desbocado
de todas las comidas
los comederos y fondas
del desaforado recuerdo.
Espejismo empebrecido
de frescor hulpesco
diente enchanfainado
y cuchara chuchoqueante
nadando en espumoso
sueño de enchichamiento
o el ansia enmotecida y huesillada
en sus términos
pipeñante el vaso imaginario
chicharronesca la ilusoria tortilla
enlonganizado fervor
de pilpilero en goteras
negra y cebollada de prietas
la fallida ansiedad del aire
la frustración al paso
sangra roja crema de aji
mientras llora lentas
lágrimas de mostaza